lunes, 16 de noviembre de 2009

Creí encontrarte...

Ella decidió traspasar a la eternidad sus recuerdos,
así los dejará volar sin soltarlos nunca.

Era más fácil pensar que fue el destino, pero aun todo es negro al momento de entender qué fue. Ninguno lo cree un error, sobre todo ahora que ya no continúan juntos amarrados por los sentimientos. Prefieren apostar por la felicidad de ambos, por los pisos que no se mueven, por los ojos que permanecen secos.

Él tenía una misión, inundar de momentos su estar, enseñándole como sentir, y rompiendo los ladrillos a su paso, evitando lluvias, tormentas y vidrios rotos. Con una pequeña pala se encargó de levantar todo lo que encontrara en el suelo, con un martillo reparó todo aquello que estaba sin terminar, y construyó escaleras, que ella podía sentirlas como infinitas.

Cuando todo se rompió, él caminó con dirección infinita, con un sobre en la mano con miles de respiros archivados. El sol lo quemó, y la noche lo congeló, pareciera que ellos no estaban de acuerdo, y pondrían todo de si para evitar que él terminara de recorrer su destino. Y así, en el otro lado, ella cerraba sus ojos, oídos, cabeza y corazón para encontrar ese silencio que, suponía, estaba lleno de respuestas. Pero no.

Frente a una inmensa puerta de madera él paró… sabía que había llegado, que había cumplido, con todos, menos con ella. Finalmente, levantó la tapa del buzón y dejo caer su encargo, fue ahí cuando ella abrió nuevamente ventanas, puertas y rincones a la esperanza. El dolor superó toda búsqueda, hasta cegarla y terminarla por siempre.

Así fue como él cumplió, y así fue como ella dejó de sentir.

Ahora, cuando el calor vuelve a calentar sus pieles, él se pierde, refugiándose en las desesperanzas. Ella se protege de aquellos que viven para los encargos. A veces, ambos se detienen en el mundo que siguió girando a pesar de todo, retroceden en las miradas, en las imágenes, y sin que lo sepan se amarran el uno al otro con un delgado hilo conformado por nuevos sentimientos que se repiten…

1 comentario:

La Misma (Valentina Carrasco) dijo...

Linda... es muy desgarrada esta historia, es bella y triste... es nostalgica...
Quisiera poder contener tus estructuras para que no se desarmen, que puedas conservar los regalos que te dió, aprovechar lo que aprendiste y soltar... pero amar es siempre dolor, y solo puedo acompañarte en tu camino y cuidarte un poquito, mi granito de arena.

Te mega adoro!